martes, 24 de abril de 2012

Culebrón + Reality Show = Belén Esteban



El fenómeno televisivo sin precedentes que es Belén Esteban se ha producido por la confluencia de unos factores. Ya analizamos uno de ellos, la cercanía que transmite al público con su forma de expresarse y con su forma de enlazar los grandes temas de la vida con la suya propia.
Hoy analizaremos otro(s) de esos factores.

Es interesantísimo el estudio Formatos Híbridos y melodrama en televisión: el caso de Belén Esteban como heroína postmoderna, realizado en el año 2005 por María Lamuedra, de la Universidad de Sevilla. En él observa cómo se originó el fenómeno, lo relaciona con los géneros del melodrama, la telenovela y la tele-realidad, y lo analiza de manera tan certera que poco podríamos añadir, tal vez solo como, lejos de diluirse, el personaje ha adquirido en los últimos años unas dimensiones inusitadas.


La historia de Belén es un ejemplo más de cómo la realidad supera la ficción: una chica de origen humilde enamora a un hombre de fortuna, y al ser humillada por la familia de este, se va, llevándose el fruto de su amor, y jura vengarse. Se convierte en una mujer dura e implacable, y comienza a ascender hasta superar a su ex, mientras ve como por malentendidos y despecho, él se une a una mujer pérfida que se libra de la cárcel por pelos. En el culebrón típico, el final sería feliz, con la reconciliación de la pareja protagonista y la “mala” entre rejas.


En ese estudio, la autora remarca la diferencia entre el culebrón clásico y el moderno, que incorpora elementos socio-económicos y culturales de la realidad, y, acercándose aun más a la vida real, las soap opera, que no tienen un final, sino que van evolucionando a la vez que la sociedad a la que van dirigidos y pueden llegar a eternizarse. Esta variante encajaría mejor con el desarrollo posterior de esta historia.

Señala además el componente de reality show que también está presente en el fenómeno televisivo de Belén, aunque la autora lo relacionó con su labor como comentarista de estos programas. Sin embargo, con posterioridad a la publicación de su tesis, este componente se ha llevado muchísimo más allá de lo esperado: actualmente y desde hace ya tres años, en su programa Sálvame se hace un seguimiento diario de sus vicisitudes y conocemos al dedillo y narradas por la protagonista las penas y alegrías que van marcando su vida.


La conjunción de estos dos componentes, estos dos formatos televisivos de gran aceptación, ya garantizaría el éxito del personaje, pero además la autora explica cómo estos géneros propician el debate público sobre cuestiones sociales y culturales de nuestra época, y la exposición de diferentes formas de entender las cosas. En el caso de Belén, el debate que se genera  alrededor de su persona(je) va desde los cambios en la estructura familiar clásica a la igualdad social y la meritocracia.

Y en relación con esto, también señala el rechazo de las clases medias y el favor de las bajas hacia este personaje: las primeras, a la defensiva, temerosas de perder su poder social, las últimas satisfechas al ver en ella un símbolo de la igualdad de clases. 
Sin embargo, esto no es un logro de la lucha de clases, sino una consecuencia del orden neoliberal capitalista que rige la sociedad de consumo en que vivimos, en la que prima más la ley de oferta y demanda que los valores en vía de caducidad del mérito y el esfuerzo, y donde se posibilita el acceso a áreas hasta hace poco vetadas a gente de nivel sociocultural bajo, si lo que ofrece tiene un interés y una demanda.


Finaliza la autora su estudio con una cuestión clave y muy aclaratoria: ¿telebasura o entorno basura?
Pensémoslo.




domingo, 1 de abril de 2012

Belén sería musa de Andy Warhol





"En el futuro todo el mundo será famoso durante 15 minutos"
Esta frase de cierta manera vaticinó el actual poder de los medios de comunicación y el apogeo de la prensa amarilla y de los reality shows.Warhol también amaba a las celebridades, y por ello decidió pintarlas. Estos primeros pasos en el mundo del arte fueron definiendo poco a poco su impronta personal, que consistía precisamente en evitar la huella personal del artista en beneficio de unos temas que aunque eran considerados "anti-artísticos" constituían la esencia de la cultura de la sociedad del bienestar estadounidense.



Nosotros al igual que Warhol, abogamos también por resaltar esa esencia que sigue presente en nuestro día a día, y que a tantos les interesa ocultar.






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