¡POR LYDIA!

Las dos caras de Lydia Pucheritos Lozano

 

Iba a limitarme a dedicarle a Lydia la segunda de las Metamorfosis, pues me aburre tanto que ni siquiera iba a escribir algo sobre ella, pero el ataque de las lydiladillas (ver ACTUALIZACIÓN más abajo) me ha animado a extenderme un poco con el personaje. Y digo personaje, porque por mucho que moleste a sus fan-áticas, Lydia hace mucho que dejó de ser periodista para pasar a ser personaje.

¿Qué periodista se va a dar saltitos dedicados a su marido en Mira quien salta?

¿Qué periodista hace una Caja de Luxe, donde nos habla hasta de algo tan intimísimo como el novio que se mató en un accidente con ella?

¿Qué periodista permite que una cámara le siga hasta en el taxi para grabar sus contorsiones de dolor tras lesionarse, y después muestra las radiografías?

¿Qué periodista consiente que se hable durante meses de una pajuela juvenil que le hizo a un chico, o de los revolcones que se pegaba en el 600 de otro?

¿Qué periodista se presta a que le revienten un huevo de avestruz en la cabeza?

Eso es lo que hacen los payasos en el circo, y eso es lo que es esta señora.

 

Como periodista, ella misma se encargó de tirar por la borda su discutible profesionalidad al enredarse en ese tema que no vamos a recordarle pero que será lo único por lo que siempre será recordada, a no ser que haga otra más gorda, que esta es capaz. Tras eso solo le quedaba o retirarse o dedicarse a lo que se dedica: hacer el payaso, lloriquear cuando periódicamente le nombran a Al Bano, y bailar el chuminero, que viene, como es obvio, de la palabra chumino.

Esa es Lydia Lozano.

Su paso de periodista a personaje implica, principalmente, que se hable más de su vida que de su profesión. Y parte de esa vida es Charly, su marido, que sería totalmente anónimo si no fuera porque ella misma, nadie más, se ha encargado de nombrarlo una y otra y otra vez más en un medio público como la TV.

Como ya sabemos, cuando en Sálvame se quedan sin el comodín al que machacar, Belén, echan mano, primero, de Rosa Benito, después, de Lydia o de Karmele, y luego, si hay suerte, ya vuelve Belén y todos respiran aliviados. Si esta vez no vuelve hasta septiembre, volverá a girar la ruleta de Sálvame y puede que casi todos saboreen por unos días lo que es el pan de cada día para Belén.

Ahora le toca a Lydia. Esta vez sus pataletas y lloriqueos no han servido para impedir que Jimmy dijera 4 cositas de su matrimonio, mientras los demás se mostraban muy contrariados. Y se muestran contrariados porque saben que después les irá tocando a ellos, y no, eso no puede ser, a Belén sí, que para eso ha vendido toda su vida, pero a ellos noooo, ellos… solo han vendido una poca. Y solo han vendido una poca, porque el resto carece de interés, mientras que de Belén interesa hasta un pestañeo.

Pero lo más fuerte, más que las polémicas declaraciones de Jimmy,  fue lo que Paz Padilla, en su faceta más cínica, decía: que en ese programa no les gusta que se hable de la intimidad de las personas (¡!!!!!!!)

Lo dicho por Jimmy se suma a lo que también soltó Mariñas, y a lo que muy justamente le dijo Belén, devolviéndole la pelota de los maridos mantenidos y necesitados de rehabilitación… de algo. Y es que hay que ser muy lerda, o muy hipócrita, o las dos cosas, para señalar al marido de otra y acusarle de algo que, según dicen, es lo mismo que tienes en tu casa. Peor aun, en aquella bronca con Belén, Lydia tuvo el malísimo gesto y peor cabeza de usar como arma arrojadiza el hecho de ir a rehabilitación. Y sorprendentemente, (o no, puesto que hablamos de Sálvame), nadie reparó en algo tan grave.

Ahora todo el refranero español acude a ti, Lydia, a recordarte que donde las dan las toman, que el que a hierro mata a hierro muere, que al que escupe al cielo le cae en la cara, que a cada cerdo le llega su San Martín, que en todas partes cuecen habas, que ves la paja en el ojo ajeno y no la viga en el tuyo, que unos crían la fama y otros cardan la lana, que la sartén le dijo algo al cazo, y que cuando las barbas de Fran veas pelar pongas las de Charly a remojar.

¡Por Charly!

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ACTUALIZACIÓN:
Esta entrada comenzaba con lo que sigue, he cambiado el orden porque eso es ya totalmente secundario, pero no lo elimino para que quede evidencia del flaco favor que hacen a un personaje este tipo de fan-áticas.

 

Dedicado a las lydiladillas chumineras que me amenazan por el Twitter

Hay un grupo de mafiosillas de cuarta empeñadas en callarme la boca en Twitter, unas lunáticas fans de Lydia Lozano, irritadas por lo mucho que nos gustó a l@s belenófil@s cómo puso Jimmy G. Arnau los puntos sobre las íes a Lydia. 

Hace unos días una de ellas vino a dejarme este mensajito:

Como es natural no le hice ni caso, pero anoche, durante la emisión del Deluxe volvió otra vez a buscarme a mi rinconcito del Twitter, esta vez con tres adjuntas. Debe molestar mucho lo que digo, cuando todas estas lydiladillas ponen todo su empeño en lo mismo, callarme… ¡¡¡¡a miii!!!! XD

Porque, después de debatir educadamente un ratito con la que parecía mas normal, y bloquear a las mas colgadas, y tras dar por finalizada la charla prometiéndoles una entrada sobre Lydia, que ya tenía en mente pero que acabaron de inspirármela ellas, me encuentro hoy con estos tweets:

La verdad es que es de risa que amenace con hackear después de apelar a su tío policía, debe ser una niñata, pero ya debería saber que el mejor incentivo para hacer algo es que te lo prohíban.

Así que aquí tenemos la entradita.