Aunque Belén no esté en el programa, siguen tirando de ella para cubrir contenidos, y no porque hablen de su vida, por suerte están respetando su descanso, sino porque los temas estrella de estas semanas los abrió ella antes de irse.
Debe estar
disfrutando de estos programas tanto como lo estamos haciendo sus seguidores,
viendo como aquello por lo que la consideraron necesitada de tratamiento, ha
fructificado en la portada de QMD mostrándonos al reviejo de Charly, o en la
confesión de Matamoros de un truculento episodio con la Guardia Civil. El
tiempo le da la razón y están sacando, por fin, la mierda de los otros.
El último Deluxe de Belén fue tan movidito que algunas cosas de las que dijo pasaron desapercibidas, así que no está de más que recordemos este momento en que ella avanzó el tema de Matamoros.
Cuando
esta semana reapareció Coto, el Matamoros pérfido, provocando la espantá de su bondadoso hermano, todos
los que habíamos reparado en eso que dijo Belén supusimos que esa era la bomba
que pensaba soltar Coto: un altercado sucedido en casa de Kiko tras llamar Makoke
a la Guardia Civil, salpicado con el ingrediente de violencia de género. Toda una bomba, sin duda.
Matamoros
explica que en realidad su huida no se debió al temor a que esto se destapara:
http://www.lacosarosa.com/kiko-matamoros-miedo-coto-deluxe.html
Yo no me he ido de ningún lado ni me he escondido en mi casa. Me
cabreé el lunes, tuve un enfrentamiento verbal con el director del programa y
le comenté que dejaran al margen a mi mujer. En la pausa de publicidad les
comenté que eso no entraba en el sueldo.
Vaya
por Dios. Según Matamoros, se puede hablar de Charly pero de Makoke no. Y de
pronto a los colaboradores se les ha despertado la sensibilidad y tienen
excusas para todos; estos días dijeron que a Charly hay que respetarlo porque
no es personaje, y a Makoke también porque no es del programa. ¿Y a Fran?
En
fin… sigamos.
Tras
estar toda la semana cebando un posible Deluxe
en el que Coto revelaría esas cosas que podrían hundir a su hermano, se
sacaron de la manga un Deluxe para
Kiko, en el que iba a poner verdes a todos los que se habían alegrado un poco de
que alguien por fin se atreviese a toser al matón del programa.
La
tomadura de pelo de poner el hashtag #cotokiko, que parecía prometer un
enfrentamiento entre ambos, provocó la indignación de los twitteros, que esperábamos
ver a Coto y nos metieron a Mª Angustias Matamoros. Porque hay que ver el
cambio que pegó Kiko desde que Coto reapareció: el chulo, gritón, y agresivo
con sus compañeras se convirtió en un suavón que hablaba casi en susurros, en un
quejica que se va a lloriquear a la cúpula cuando algo no le gusta, y en la
victimona que quiso aparentar ser anoche.
Y
así de pronto, y sin que nadie le preguntara por ello, aunque todos sabían perfectamente
cual era el tema, Kiko contó brevemente y a trompicones su versión de esa noche tranquila en la que se emborrachó, le rajaron el cuello con un vaso, estampó
un teléfono, su mujer llamó a la Guardia Civil, tuvo un pollo con los agentes,
se lesionó el codo al caerse, fue arrestado, y pasó la noche en los calabozos.
Y
lo contó como el que cuenta que ha ido a comprarse unos zapatos, y como si todo
hubiera sido un malentendido de la corta de entendederas Makoke. Y todos los
colaboradores se quedan como si nada.
Vamos
a ver, solo una de esas hazañas, protagonizada por cualquier otro personaje, habría dado para cubrir
los contenidos de una semana de Sálvame,
pero ¿oyen toda esa retahíla de sucesos dignos de El Caso y se quedan como si nada?
Kiko
dice que esto ya lo había contado, no se ni dónde ni cuándo, pero es muy casual
que justo cuando Coto amenaza con contar algo gravísimo, de pronto y espontáneamente
haga esta confesión de algo que yo, que sigo bastante el programa, jamás había oído
comentar allí.
Pero
no es casual, pues como dijo María Patiño, la mejor forma de evitar que Coto lo
suelte, es contarlo él, y además Gema López apuntó que hace un tiempo hay gente
facilitándoles esta información.
Todo
esto confirma lo que sospechábamos: este era el tema que iba a soltar Coto, y
Kiko se ha apresurado a contar su versión, dulcificándola, y hasta entrando la
lumbreras de Makoke a corroborarla.
Esta
chica es que merece capítulo aparte.
Mal
rato debió pasar Kiko, sabiendo que cuando ella llama a apoyarle siempre acaba
metiendo la pata.
Y
creo que huele muy mal ese afán de echarse ella todas las culpas de lo
que pasó aquella noche: “…yo me lo achaco como culpa mía…un ataque de pánico… por
circunstancias que he podido vivir en mi vida… y a lo mejor no lo hice bien… hacerme
entender… fue una tontería… el pronto que tiene Kiko…”
Si,
yo también he pensado lo mismo: ¿qué circunstancias son esas que ha podido
vivir en su vida relacionadas con este tema? No estaría mal que esto también se
convirtiera en contenido del programa.
Pero
la verdad es que esta Makoke produce ternura de lo simple que es, y no, Makoke, no
es malo que seas boba, lo malo es que tu marido se pasa la vida llamando bobas
y otras cositas mucho más feas a sus compañeras.
Me
imagino lo que debe pasar por la cabeza del sapientísimo Kiko cuando la oye soltar perlitas
como “ese poder de desconvocar bombas”, o “te alabo el aplauso”. Joyas como estas
no las oía desde los tiempos de la licenciada Trapote.
Es
tan simplona que ni siquiera captaba la insinuación que al final María Patiño
tuvo que decir bien clarita, sobre la forma de proteger a sus familias no
hablando en TV de sus problemas con ellos, refiriéndose claramente a los paseos
por los platós de Mª Angustias Matamoros cuando Makoke se largó con otro a
Ibiza.
El
caso es que nos quedamos con ganas de ver al Matamoros malote, aunque como
dejaron muy claro con este impagable vídeo, por mucho que le joda a Kiko, se
parecen bastante más de lo que a él le gustaría.
En conclusión, no es que aprovechemos que el Pisuerga pasa por Valladolid, es
que si quien hubiera protagonizado esa nochecita hubiera sido Fran, y Belén la
que hubiera llamado a la Guardia Civil por un asunto que fue calificado como violencia
de género, esto habría sido el tema del año en Sálvame, ¿sí o sí?