9 de noviembre.
Plató de Sálvame.
Todo está preparado para la esperada reaparición
de la gran estrella del programa y de la cadena televisiva T5.
Es la repetición de lo sucedido 3 años atrás,
pero aun así, medio país está expectante ante las pantallas para ver el
resultado de esta nueva operación. Muchos desean que haya sido un
fracaso, desean poder seguir burlándose de un defecto físico. Otros muchos
desean verla espectacular, desean que no sigan esas crueles burlas.
JJ está entre los primeros, pero su papel le
obliga a aparentar lo contrario. Se debate entre el deseo de que esto sea un belenazo, porque teme por la continuidad
de su programa, y el deseo de que no lo sea para poder anunciar con gesto
compungido pero con la boca bien grande: “¡Belén está acabada!”
Los demás colaboradores sienten la misma división
interior. Los ex-palmeros, Kiko, Mila y Matamoros, preparan sus ataques mas
feroces para dejar K.O. a la Princesa del Pueblo en el primer round, pero
también saben que sin Belén el programa tiene los días contados. Rosa Benito no
puede esconder bajo una falsa sonrisa la amargura de saber que se acaba su
momentito estelarcito.
También están ahí para recibirla Lydia y Karmele. Ambas
la conocen desde sus inicios en TV, y a pesar sus diferencias, le tienen cariño y son las únicas que no
están deseando ningún mal a esa que está a punto de bajar las escaleras.
JJ recibe la orden de anunciarlo:
—¡¡¡Por fin tenemos aquí... a la nueva Belén
Esteban!!!
Poco imagina la gran verdad que es lo que acaba
de decir.
Entre los aplausos del público, que la recibe con
verdadero entusiasmo, aparece en lo alto de la escalera una figura envuelta en
una capa negra, su rostro oculto bajo una gran capucha.
El frenético aplauso del público se para en seco
al ver esa imagen tan inesperada de Belén. Ni siquiera saben si es ella o tal
vez es Belén Rodríguez como intentaron colarles días atrás.
La figura encapuchada baja majestuosamente la
escalera, y sin acercarse a abrazar a sus compañeros ni al presentador, toma
asiento en su lugar.
JJ, desconcertado, hace señas al director, que
luce la misma cara de desconcierto.
En el momento en que comienza a soltar una de sus
gilipollas bromitas, la voz de Belén retumba en el plató:
—Siéntate y calla, MERMELADA!!!
El boquiabierto JJ pasa de la
palidez de la sorpresa a la rojez de la ira, mientras los colaboradores
murmuran entre ellos con cara de incredulidad y alguna risita de complicidad.
JJ consigue por fin articular alguna frase:
—¡¡¡Pe-pe-pero que me has diiiiichooo???!!! Me
has llamado…
—¡¡¡¡MERMELADA!!!! —responde tajante Belén.
El público es ahora el que empieza tímidamente a
reír hasta que todo el plató se convierte en una inmensa carcajada.
JJ mira desesperadamente a dirección, que parecen
no entender nada de lo que está sucediendo.
Belén aprovecha el desconcierto y toma la palabra
sin que nadie se la de.
—Que ganas tenía de veros… queridos compañeros.
Tras estas palabras, comienza a reír de una forma
descontrolada que hace helar la sangre de los aludidos.
Mila empieza a balbucear palabras inconexas en
defensa de su amado jefe, Kiko saca un pañuelo para ofrecérselo al sudoroso
Jorge, Matamoros hace señas a Toño, que tampoco parece saber que está pasando,
Rosa se santigua, y Lydia y Karmele sonríen de oreja a oreja ante el
espectáculo, por una vez no les toca a ellas.
El cámara escudriña en la oscuridad que cobija la
gran capucha, intentando captar la expresión de Belén, pero es inútil, solo
consigue mostrarnos sus rojos labios y la punta de una nariz perfecta.
Con voz muy baja, casi un susurro, Belén rompe el
silencio:
—Vais a pagar…
De la silla de Mila empiezan a caer gotitas
amarillentas, que en unos segundos se convierten en un sonoro chorro, más
sonoro aun dado el silencio sepulcral que invade el plató tras esa frase de
Belén. Matamoros se aparta para no pisar el charco con sus preciosas zapatillas
de 500 €.
Belén se pone en pié y señala a Kiko:
—Tú, traidor, ¡recoge el charco!
Kiko mira anonadado al dueño del cortijo, que le
hace señal de que obedezca. Por un lateral aparece Pepi, señora de la limpieza,
y le entrega a Kiko cubo y fregona. A regañadientes recoge las aguas
menores de Mila, y de pronto la fregona parece cobrar vida propia y Kiko es
incapaz de sujetarla y evitar que se pose en la calva de Matamoros.
Lydia y Karmele intentan contener la risa,
sabiendo que lo que hagan tendrá consecuencias en forma de ataques personales
del chulo vigoréxico, pero les es imposible.
Igual de imposible es despegar la fregona de la
cabeza de Matamoros, hasta que Belén hace un chasquido de dedos y la fregona
cae al suelo.
“¿Qué está pasando?”, se preguntan todos.
Como si hubiera leído sus pensamientos, Belén
repite:
—Vais a pagar…
Furioso y chorreante, Matamoros se pone en pie
y se dirige amenazante hacia Belén. En ese momento, de entre los varios objetos
que decoran el plató empieza a volar por los aires un precioso florero que se
sitúa un metro sobre la cabeza del chulo prepotente.
Belen grita:
—Arriba la Esteban!!!... y abajo la Makokesss!!!
y con otro
chasquido de dedos, el florero deja de desafiar la ley de la gravedad
y el golpe derriba al amenazador chulo.
Cunde el pánico entre colaboradores y público, que se ponen en pie y empiezan a abandonar sus
puestos. Solo consigue retenerlos la curiosidad de ver lo que acaba de aparecer en la gran pantalla que hay tras JJ:
Un mellado colaborador ante el espejo del
camerino, con un tubito de Loctite en
una mano y unas piezas dentales en la otra, que va colocando con habilidad en
sus encías.
Aparece después una grabación de una rubia cuarentona
retozando entre los brazos de un joven en una playa ibicenca, mientras susurra
entornando los ojos: “Oh Brad... hazme tuya una vez más”.
Ese montaje sorpresa de imágenes muestra ahora a una
colaboradora, en la soledad de su alcoba, con una botella de ginebra en una mano y un objeto alargado en la
otra, murmurando entre gemidos el nombre de un
famoso tenista de los 70.
Por último, unas imágenes de cámara de
infrarrojos: en el cuarto oscuro de un club cualquiera, una regordeta figura
muy reconocible, arrodillada entre varias siluetas masculinas, y esa también
muy reconocible voz pidiendo “maaaaaasssssss!!!!”.
La serie de imágenes se repite una y otra vez,
los directores son incapaces de pararlo, los controles no responden, y Jorge empieza a lloriquear.
—Yo… snif… era intocable… ¿como me habéis hecho esta cerdada?
Belén ordena:
—¡Conviértete en lechoncito!
Aparentemente nada cambia, pero JJ nota con
angustia e inquietud que le ha surgido un apéndice en la rabadilla. Por los aires llega volando una manzana que
se le incrusta en la boca, y de repente queda rodeado por una llamarada surgida
de la nada, que amenaza con dejarlo bien churruscadito.
Kiko se levanta para apagar el fuego con
el cubo de orines de Mila. Belén grita:
—Loctite
OFF!!!
Y de pronto le empiezan a caer dientes y muelas
de la boca y el colaborador sale corriendo hacia la “trastienda”.
Mila y Rosa se abrazan
presas de terror, mientras Lydia consigue reanimar a Matamoros haciéndole un
masaje en los bajos, y Karmele acaba lo que había intentado hacer Kiko, y tras
apagar el fuego, saca la manzana de la boca del casi asfixiado JJ, y se la come
después de limpiarla a conciencia.
Kiko, con los dientes recién pegados, vuelve al
plató acompañado de Toño, para intentar aplacar la furia de esa extraña Belén.
— Belén, esto no es lo que habíamos hablado, lo
de tender puentes…
Belén da otro chasquido de dedos y ordena:
—¡Di lo que realmente piensas!
Como hipnotizado, y con el símbolo del dólar en
sus ojos, el representante empieza a recitar:
—Veinte por ciento… exprimir limón… veinte por
ciento… exprimir limón… veinte por ciento… exprimir limón…
Belén se dirige a los directores:
—A partir de ahora mis asuntos los llevará Nanaxori.
Y tras esto, se encamina hacia la cámara, y mirándola
fijamente como solo sabe hacer ella, comienza su discurso final:
—Hoy se acaba mi trayectoria en Sálvame. Durante mi descanso, encontré en
internet un lugar donde vi lo que opina la gente que me quiere de verdad, donde
pude tomar conciencia de cómo se me ha utilizado e intentado destruir en esta
cadena, de cómo en vez de cuidar mi imagen han provocado que hoy sea la mas odiada de este país, de cómo los que creía compañeros han resultado
ser unos buitres carroñeros que solo me querían por el share. Queríais un belenazo,
ya lo habéis tenido hoy, queríais una Belén diabólica, aquí la tenéis.
¡Os espero en… —en ese momento se quita la capucha, dejando ver ¡por fin! a
la nueva Belén—
…en Los
Ojos de Belén!
Tras esta gran revelación, los paneles de
decorado caen al suelo rompiéndose en mil pedazos, los cortocircuitos amenazan con
incendiar todo el estudio, los focos estallan y caen sobre el público, que en
un enorme griterío huye despavorido, pisándose y aplastándose unos a otros en
su desesperada lucha por escapar.
En medio de ese caos, Belén se gira hacia el
ojiplático JJ y le dice:
—Aquí te quedas con el cortijo en ruinas, yo me
voy, señorito… me voy, señorito…
…
—Me voy, señorito… me voy, señoriiitooo… ¡Que ya
me voy, señoriiiitooo! ¡Señoriiiitooooo, despierte que tiene que ir a T5! ¡Que
hoy vuelve la señorita Belén! ¡Señorito Jooorgeee!
Jorge abre los ojos, asustado, mira a su
alrededor, ve a Panchita, su empleada del hogar, y mientras se libera del nudo
de sábanas empapadas de sudor, traga saliva… y suspira aliviado.
